10 de febrero
Santa Escolástica, virgen
Santa Escolástica nace en Nursia (Italia), gemela de san Benito, a finales del siglo V. Pierden a su madre en la infancia. Son gemelos también de alma y se emulan en la fe y la piedad.
Benito va a estudiar a Roma y allí conoce la forma de vida de los eremitas de Oriente, mientras Escolástica rumia los consejos de su madre: “Sabe, hija mía, que los ricos vestidos y los collares de perlas no valen nada delante de Dios”.
De regreso, Benito funda el monasterio de Monte Casino, y con Escolástica, el monasterio femenino, separado por un muro, que Benito atraviesa una vez al año para ver a su hermana.
Un día que tocaba visita, Escolástica prevé que es la última, y pide a Benito que se quede más tiempo con ella, a lo que él se niega. Entonces ella ora a Dios y se desencadena una tormenta que le impide la salida. Bernardo le reprocha: “¿Qué es lo que has hecho? Que Dios te perdone, hermana”. Escolástica le responde: “Ya ves, te he suplicado a ti y no has querido escucharme; he suplicado a mi Dios, y él sí me ha escuchado”. Y pasan toda la noche hablando de Dios y del paraíso.
A los tres días, Bernardo vio a su hermana, libre de las ataduras del cuerpo, que penetraba en la gloria del cielo. Y mandó le llevaran los restos mortales de su santa hermana para enterrarlo en la misma sepultura que se había preparado para él. Era hacia el año 543.
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