Qué hacemos, cómo lo hacemos



“Llevar la Palabra de Dios a los hombres de hoy con los medios de hoy”

Para el hacer partimos del “estar con Cristo”. Jesús llamó a sus discípulos para que estuvieran con él, para formarlos, y luego enviarlos a evangelizar. De la misma manera nos llama a los discípulos de hoy para estar con él y enviarnos a evangelizar.

Así tratamos ser discípulos misioneros de Cristo, convencidos de que sólo podemos ser misioneros si antes y a la vez somos verdaderos discípulos.

Compartimos la vida y misión de Cristo Jesús: vivir el evangelio y predicarlo “a los hombres de hoy con los medios de hoy”. Colaboramos con él por ”la paz y la salvación de los hombres para gloria del Padre”.

Nuestro modelo perfecto de vida y misión es la Virgen María, Reina de los Apóstoles, que pudo dar a Jesús al mundo porque primero lo acogió en su persona. Ella fue la primera y máxima discípula misionera de Jesús.

Al acoger a Cristo en nuestra persona, él se manifiesta en lo que somos, vivimos, sufrimos, gozamos y hacemos. Somos verdaderos discípulos y testigos suyos cuando estamos realmente unidos a él.

Por la unión con Cristo nuestra vida y nuestro trabajo profesional se convierten en misión permanente, a imitación de Jesús, que hizo obra de liberación, evangelización y salvación también durante su vida oculta, trabajando como obrero en el taller de su padre san José, en Nazaret.

A imitación de san Pablo, sabemos que “por nosotros mismos no estamos capacitados para apuntarnos algo como realización nuestra; pues nuestra capacidad nos viene de Dios.

La misión no es lo que hace el discípulo, sino lo que Cristo resucitado hace por medio de lo que vive y hace el discípulo.

Jesús mismo afirma: “Sin mí no pueden hacer nada”. San Pablo declara al respecto: “Todo lo puedo en aquel que me conforta”. Y el beato Alberione afirmaba que “las obras de Dios las hacen sólo hombres y mujeres de Dios”.

Tratamos de imitar a san Pablo: “Dejando lo que queda atrás, nos lanzamos hacia delante”, comprometiéndonos a realizar nuestro trabajo con profesionalidad y excelencia, para ser sal, luz y fermento en medio de la gente.

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Nos sentimos colaboradores de Dios en la construcción del Reino de Cristo en la tierra; pero teniendo claro el objetivo esencial: la plena liberación y salvación del hombre en el Reino eterno, pues “¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si al final se pierde a sí mismo?”

En lo posible hacemos iniciativas de evangelización y promoción humana en el campo de la comunicación social, misión específica de toda la Familia Paulina: difusión de la Palabra de Dios y de los valores humanos y cristianos mediante la buena prensa, videos, radio, televisión, Internet, telefonía, bibliotecas, librerías, revistas, arte, etc., según las posibilidades de cada cual.