San Justino, mártir
1 junio
Justino nació en Naplusa (Palestina) hacia el año 100. Era filósofo pagano, pero buscaba la verdad con sinceridad. A los 30 años se convirtió al cristianismo, y con él abrazaron la fe varios de sus alumnos.
El filósofo Crescencio el Cínico lo denunció como cristiano, y Justino, con seis de sus alumnos, fue conducido ante el prefecto romano Rústico, que lo interroga: “¿Eres cristiano?”
Justino responde: “Así, es: soy cristiano”.
Y el prefecto le dice: “Escucha, tú que eres tenido por sabio y crees estar en posesión de la verdad: si eres flagelado y decapitado, ¿estás persuadido que subirás al cielo?”
Y Justino replica: “Espero vivir en la casa del Señor si sufro tales tormentos, pues sé que, a todos los que hayan vivido rectamente, les está reservado el don de Dios... Nuestro deseo es llegar a la salvación a través de los tormentos sufridos por causa de nuestro Señor Jesucristo, ya que eso será para nosotros motivo de salvación y confianza ante el tribunal de nuestro Salvador, que será universal y más temible que éste”.
Crescencio insisste: "¿Tú supones que has de subir al cielo para recibir el premio merecido?".
Justino responde seguro: "No lo supongo, lo sé con certeza".
Y hacia el año 165 fueron decapitados, alcanzando así el premio eterno que esperaban.
P. J.
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