Rosa preciosa, con espinas y júbilos

Santa Rosa de Lima, virgen
Patrona de América Latina y de Filipinas - 30 agosto


Es la primera santa de Latinoamérica. Nace en Lima (Perú) el 20 de abril del 1586. Es la décima de trece hijos de una noble familia venida de España. Su padres la bautizan con el nombre de Isabel. Pero su niñera, la india Mariana, impresionada por su belleza, exclama: “¡Eres bella, eres rosa!” Y con el nombre de Rosa se quedó.
     Recibe la Confirmación de manos del arzobispo de Lima, el español santo Toribio de Mogrovejo, y añade a su nombre “de Santa María”. Es contemporánea y vecina de san Martín de Porres. Cultivó una grande amor hacia la Virgen, la cual le concedió la alegría de estrechar entre sus brazos al Niño Jesús.
     Su hacendada familia sufre un revés financiero y sobreviene la pobreza. Rosa apoya con su trabajo, en especial de recamo y cultivando la huerta. Desea la vida claustral, pero el Señor le da a conocer su voluntad de que permanezca en la familia llevando una vida penitente y de oración continua en la sencillez de la vida laical.
     Toma por modelo a santa Catalina, y se inscribe, como ella, en la Tercera Orden dominicana. Manda construir una celdita en el huerto para orar y contemplar a solas. Desde allí presencia misas que se celebran en varias iglesias de la ciudad.
     Prepara la mejor sala de su casa señorial para acoger a enfermos desahuciados de los hospitales, los atiende, y Jesús Niño, cuya estatua sigue en la misma sala, se los cura milagrosamente. Por eso le llamaba “el Doctorcito”.
     Ante el peligro de que Lima fuera arrasada por los piratas, se echa al suelo de la Capilla del Rosario, suplicando a la Virgen que libre del desastre a la ciudad, y el caudillo pirata retira sus huestes enfermo de malaria.
     Tiene visiones místicas, bilocación, hace milagros... Comparte los sufrimientos de los indios marginados y maltratados. Y soporta durante 15 años el sufrimiento de la “noche oscura”.
     Un día Jesús le dijo: “¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación! Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al colmo de la gracia”. Y ella expresaba así su experiencia: “¡Oh si conociesen los mortales qué gran cosa es la gracia, qué hermosa, qué noble, qué preciosa, cuántas riquezas esconde en sí, cuántos tesoros, cuántos júbilos y delicias!”
     En el 1614 la obligan a retirarse a la vivienda de la noble señora María Ezategui, donde, con 31 años, se apaga su virginal cuerpo diciendo: “Éste es el día de mis bodas eternas”. Era el 24 de agosto del 1617.
     Es Patrona de las Américas, de las Filipinas y de las Indias occidentales. Es patorna también de los jardineros y de los floristas, y se invoca su intercesión en caso de erupciones volcánicas, de heridas y de litigios familiares.

p. j.
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