Genial alternativa de fe y salvación

"El Espíritu de Dios sopla donde quiere". 

En pleno centro capitalino de Córdoba (Argentina),
causa sensación un bar temático donde se puede leer la Biblia, rezar y hasta confesarse.

Se trata del "Café con Dios", ubicado en la calle Obispo Trejo 29, a pocos metros de la Iglesia Santa Catalina. 

Otra de las particularidades consiste en que los platos y menús tienen nombres religiosos, por ejemplo los "10 Mandamientos". Un tostado de jamón y queso, se pide con el primer mandamiento: “Amarás a Dios, sobre todas las Cosas”.

La cafetería del local se denomina “de los 12 Apóstoles”. Un café en jarro se llama “Juan”, y un café cortado, “Pedro.

Según Ricardo, uno de sus empleados, el proyecto nació del sueño de uno de sus siete socios, miembros de la Renovación Carismática de la parroquia Santísima Trinidad.

“Lo que se pretende es que la gente que ingresa, encuentre tranquilidad y  paz. Muchas personas vienen y leen la biblia durante horas”, aseguró.

Ricardo, además puntualizó que el local, es su piso superior, cuenta con una sala con capacidad para 25 personas en la que, mediante reserva previa, pueden celebrarse reuniones del tipo religioso y hasta confesarse con un sacerdote.

“Suele haber sacerdotes que confiesan en una mesa. Es más una confesión informal, pero vale”, indicó.

Por otro lado, declara que el local es visitado por turistas y hasta representantes de otras religiones, como judíos, musulmanes y evangélicos.

“Hay murales en los que figuran los integrantes del Comipaz, o sea, no nos olvidamos de nadie. En otros, están todas las imágenes de los santos. Por eso, se dan cuenta que nos acordamos de todos”, agregó.

“Café con Dios” abre sus puertas de lunes a viernes de 8 a 23; sábado, de 8 a 24; y domingos, de 15 a 24.

Informe de Juan Pablo Viola.


Nota del P. Jesús Álvarez – ¡Genial! “Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma tiene que ir a la montaña”. “La gente no va a las iglesias, y por eso la Iglesia debe ir a la gente donde se ésta encuentre: los nuevos templos: el cine, la radio, la televisión, las redes sociales, los lugares sanos donde la gente se reúne…” (Beato Santiago Alberione, apóstol de la comunicación social). La Biblia, sacramento de la presencia de Cristo vivo con su salvación,  puede leerse en cualquier lugar, y mediante su lectura, Cristo y su salvación se hacen presentes en cualquier ambiente y para cualquier persona que lo acoja sinceramente, de corazón. "Ya ha llegado el tiempo en que no se adorará a Dios en éste o aquel lugar, sino en Espíritu y Verdad", dijo Jesús a la Samaritana.

La confesión sacramental nunca es informal, sino tan real como la que se celebra en un confesionario; informal puede ser el ambiente en que se realiza. La confesión sacramental no se restringe al confesionario dentro de las paredes de una  iglesia, donde acude tan poquita gente, tan poquitos católicos…, y en especial para la confesión, fiesta del perdón, del gozo y de la salvación, sino que se puede impartir en cualquier lugar digno donde se reúna la gente y en forma que no se contradigan su sacralidad.

También aquí se puede parafrasear a Mahoma: "Si la gente no va a las iglesias para encontrarse con el Salvador en los sacramentos, la Iglesia tiene que llevar a Cristo en los sacramentos a donde está la gente". 

Hay que ir complementando (no sustituyendo) la pastoral de la espera, por la pastoral de la salida que Jesús ordenó: "Vayan y evangelicen", y una vez evangelizados, bauticen. Pero muchas veces se hizo y se hace al revés: sacramentalizar sin previa y simultanea evangelización, que lleve a la gente al encuentro y a la experiencia viva de Cristo en los sacramentos. Por tan a menudo eso los sacramentos no producen nada, porque no se descubre en ellos a Cristo resucitado presente, quien dijo: "Quien está unido a mí, produce mucho fruto; pero sin mí, nada pueden hacer". 

Lo que no cuadra mucho, no me parece digno, es usar los nombres de los apóstoles y otros personajes sagrados para designar los alimentos, las bebidas. Creo sería mejor ponerles nombres de objetos religiosos, no de personas.

La Biblia, sacramento universal de la Palabra de Dios, el Verbo encarnado, ha salido del templo y de las bibliotecas para llevar la salvación a los lugares más recónditos y a personas impensables; es necesario multiplicar las formas y lugares para facilitar a las personas el encuentro salvador con Cristo resucitado presente.

¿No sería ya el tiempo de permitir la absolución sacramental por internet, teléfono, bajo las necesarias condiciones? Si Cristo llega a cualquier parte con su fuerza salvadora mediante la Biblia, el medio de comunicación más antiguo, ¿por qué no se puede darle pies y manos al Salvador con y por los nuevos otros medios de comunicación (maravillosos cauces del Espíritu Santo para la humanización y salvación de los hombres): teléfono, celucar, internet, los multimedia..., capaces de acoger y ofrecer la presencia real y salvadora de Cristo vivo, en persona? Por esos medios una persona humana sólo puede alcanzar una presencia virtual, un reflejo, una imagen; pero Cristo puede alcanzar una presencia salvadora real, universal, gracias a su condición de resucitado, no sujeto a los límites de espacio, tiempo, lugar...

¿Qué pueden darse abusos? Sí, como se han dado en todos los tiempos y se están dando con las formas tradicionales, que serán siempre actuales. Pero la salvación no está supeditada a los abusos, sino a la eficacia salvadora de Cristo, a pesar de todo. "¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si al fin se pierde a sí mismo?", sentencia nuestro Salvador.

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