Ven, hermano suave y pacífico.
Ven Francisco, a tus hermanos, / visita a los pobrecillos;
ven traspasado de amor 
/  por las heridas de Cristo;
como nueva primavera / después del invierno frío.
Ven, que los hombres te vean / por el mundo peregrino: 
liberado, sin alforja / y sin dinero en el cinto; 
y anuncia la paz y el bien / con los labios florecidos.
Ven con los brazos sin armas, / hermano suave y pacífico; 
ven, menor de los menores, / de corazón compasivo; 
profeta sin amargura, / ven con el ramo de olivo.
Ven, penitente gozoso, / que lloras de regocijo; 
heraldo loco de amor / y paz de los enemigos; 
ven por los barrios y plazas, / juglar del perdón divino.
Ven, ángel de buenas nuevas, / háblanos de Jesucristo; 
ven, boca del Evangelio, / cristiano sabio y sencillo; 
hermano tan deseado, / Francisco tan bien querido. 
Señor Dios, que en el
pobre y humilde Francisco de Asís has dado a tu Iglesia una imagen viva de
Jesucristo, haz que nosotros, siguiendo su ejemplo, imitemos a tu Hijo y
vivamos como este santo, unidos a ti en el gozo de tu amor.
(Lit. Hrs.)
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