EL PRIMER DISCÍPULO DE JESUS



San Andrés, apóstol

Era natural del poblado de Betsaida, al norte del lago de Galilea, donde se dedicaba a la pesca. Andrés acudió a Juan Bautista para ser bautizado, y se hizo el discípulo suyo. Escuchó a Juan cuando dijo, señalando a Jesús: “He ahí el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo”, y se fue con Jesús, como primer discípulo suyo.

Después de haberse encontrado con el Mesías esperado y haberlo oído hablar, se apresuró a comunicárselo a su hermano Simón (luego Pedro), para compartir con él su dicha: “¡Hemos encontrado al Mesías!” Este mensaje brota de un corazón que anhela ardientemente la llegada del Salvador, que espera su venida, que se llena de gozo con su aparición y que se apresura a anunciar a los demás algo tan grande, que no quiere reservarse para sí. “Ésta es la prueba del verdadero y sincero amor fraternal: el mutuo intercambio de bienes espirituales... Andrés, al no considerarse capaz de explicarlo todo, condujo a su hermano a la Fuente de la luz, a la que éste acudió con presteza y alegría, sin perder un instante” (San Juan Crisóstomo”.

Más tarde, junto con Felipe, lleva a unos gentiles a la presencia de Jesús. Y cuando la multiplicación de los panes y los peces, fue Andrés quien dijo a Jesús que había un joven que tenía cinco panes y dos peces. Después de Pentecostés predicó en varios pueblos y ciudades del Mar Negro, y al fin padeció el martirio en Patrás, de la región de Acaya (Grecia). Fue clavado en una cruz en forma de aspa.
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