Santa Catalina de Siena
29 de abril
Nació en Siena (Italia) en 1347, penúltima de 25 hermanos. Siendo aún niña, se hizo terciaria franciscana. Su madre le preparó el matrimonio, pero ella se había consagrado ya a Jesucristo, y su padre la apoyó: “Que nadie moleste a mi Catalina: si ella quiere servir a Jesucristo, que nadie se lo impida”.
Entonces se entregó de lleno a la oración y la penitencia. Pero la acosaban toda clase de tentaciones; y un día, al aparecérsele Jesús, ella se lamentó: “Jesús, ¿dónde estabas mientras era tan duramente tentada?” “Estaba en tu corazón ayudándote a vencer”, le dijo Jesús.
Inflamada de amor a Dios y al prójimo, trabajó por la paz entre las ciudades, defendió los derechos del Papa, promovió la renovación de la vida sacerdotal y religiosa, y escribió varias obras llenas de inspiración.
Así narra su experiencia de Dios: “Gusté y vi, con la luz de la inteligencia, ilustrada con tu luz, tu profundidad insondable, Trinidad eterna, y la belleza de tus creaturas: por esto, introduciéndome en ti, vi que era imagen tuya... En esta luz, como en un espejo, te veo reflejado a ti, sumo bien, bien sobre todo bien, bien dichoso, bien incomprensible, bien inestimable, belleza sobre toda belleza, sabiduría sobre toda sabiduría".
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Imagen: Éxtasis y estigmatización de la Santa, de Pompeo Batoni, siglo 18º
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