¿Cuándo, Señor, te llevarás cautiva
la historia de pecado que el mundo concibió?
¿Cuándo, Señor, serán cielos y tierra
el cielo de tu amor?
¿Cuándo, también, emprenderá su vuelo
la débil esperanza de nuestro corazón?
¿Cuándo, Señor, florecerá en el barro
tu sangre y tu pasión?
¿Cuándo, Señor, los gritos de los hombres
serán clamor eterno de júbilo y de paz?
¿Cuándo, Señor, las penas y tristezas
tu gloria alumbrarán?
Y ¿cuándo, finalmente, Padre amado,
seremos en el Hijo tus hijos de adopción?
¿Cuándo, Señor, será ya todo en todos
tu Espíritu de amor?
Lit. Hs.
.