ORA Y TRABAJA, LUCHA Y PACIFICA


San Bernardo, abad
20 agosto
          Bernardo nace en Borgoña (Francia) en el 1090, hijo del conde de Fontaines.
     A los 21 años, en el 1112, abandona padres, bienes, señorío..., y pide ser admitido en el monasterio del Císter. Pero no va solo: lleva consigo a 30 amigos que han optado, como él, por la vida monástica.
    Cinco años después se encarga de fundar el monasterio de Claraval. La fama de esta fundación crece de tal forma que en poco tiempo reúne alrededor de 500 monjes, y de allí parten nuevos grupos para fundar monasterios en los diversos países.
    Cada vez que sale del monasterio, retorna con nuevos aspirantes. Realiza una obra gigantesca.
    Es el orador, el escritor y el árbitro del siglo. Se encara con abades, obispos, reyes y pontífices. Ama la soledad, pero el amor a la Iglesia y al pueblo lo lanzan a los pueblos, a las ciudades, a las cortes, a los concilios...
    En medio de su intensa actividad solía decir: “Los negocios de Dios son mis negocios; nada de cuanto le atañe me es ajeno”.
    Frente al acoso de los filósofos respondía: “Mis maestros no son los filósofos, sino los apóstoles”.

    Siempre de salud frágil a causa de las austeridades y la desbordante actividad, pasa al descanso eterno en el 1153.

p. j.
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