Nace en el 1207, hija del rey Andrés II de Hungría. A los 14 años la casan con Luís, príncipe de Turingia (Alemania), a quien llaman “el santo”.
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Son una pareja ideal y feliz, pues han anclado su amor en el amor a Dios y a los necesitados. Ella dice: “Si yo amo tanto a una criatura mortal, mi esposo, ¿cuánto deberé amar al Señor inmortal, Dueño de mi alma?"
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A los 15 años tiene el primer hijo, a los 17 una hija, y a los 20 otra niña, cuando ya Luís había fallecido de peste en la IV cruzada a Tierra Santa.
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Sus cuñados la expulsan del castillo, la despojan de su patrimonio y le quitan a sus hijos. El rey su padre interviene para que se lo devuelvan todo.
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Mas ella, una vez asegurado el futuro de sus hijos, se hace terciaria franciscana y se retira a vivir en una casita pobre, al lado de la cual construye un hospital, donde ella atiende personalmente a los enfermos.
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En 1231, a 24 años, alcanza en el Paraíso al “Dueño de su alma” y a su amado esposo Luís. Su hija Gertrudis es hoy santa Gertrudis de Turingia.
p.j.