DE CATEDRÁTICO A MISIONERO

San Francisco Javier
3 de diciembre

Nace en 1506 en Javier (Navarra-España). De 9 años pierde a su padre. Al año siguiente ve cómo los enemigos destruyen el castillo de su familia. Su primera formación la recibe en un monasterio fundado por su padre. Luego ingresa en la vecina universidad de Sangüesa, y de ésta pasa a la de París en 1525. Aquí comparte el departamento con el francés Pedro Fabro, y en 1529 se les une Ignacio de Loyola, quien marcará el destino de ambos. Javier, a los 23 años ya era catedrático.


Decía de Ignacio: “”Te doy gracias, Señor, por haberme dado un compañero como Ignacio, a primera vista tan poco simpático”. Ignacio le repetía a Javier las palabras de Jesús: “¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si al final se piertede a sí mismo?” Javier se deja conq2uistar por Cristo.

En 1536 se reúne en Venecia con sus compañeros en viaje hacia Jerusalén. Pero la guerra entre vénetos y turcos les cierra el paso, y entonces se encaminan hacia Roma, donde se dedican a cuidar a enfermos incurables en el hospital fundado por san Gaetano de Thiene. Con Javier y otros cinco amigos, Ignacio funda la Compañía de Jesús en 1539 y Javier es ordenado sacerdote.

Pablo III aprueba la Compañía y manda a Javier de misionero y nuncio a las colonias portuguesas. En 1541 parte para Goa, India. Pasa luego a Japón, Ceilán, Molucas... “¡Basta, Señor, basta!”, exclama agradecido por los consuelos de Dios en su fatigosa misión.


En 1552, frente a China, en la isla Sancián, a 46 años, alcanzado por una pulmonía, vuela al Paraíso, truncándosele el proyecto de navegar a China, como era su deseo. En su enfermedad repetía: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! “Oh Virgen María, madre de Dios, acuérdate de mí!”

En 1927 Pío XI lo nombra, con Santa Teresita, Patrono universal de las misiones, junto con santa Teresita del Niño Jesús.


Como Javier, todos podemos y debemos ansiar la salvación de los nuestros y de muchos otros, que Dios nos ha asignado como percela de salvación. “Nadie tiene un amor tan gande como el que da la vida por los que ama”. Quien ayuda a otros a salvarse, tiene asegurada su salvación. De lo contrario, difícilmente se salvará.

p.j.