Santa Lucía Yi Zhenmei
catequista, virgen y mártir
El Evangelio fue anunciado en China a partir del siglo V. Desde entonces hasta hoy se han sucedido tiempos de paz para la Iglesia católica, pero más tiempos de persecución, que han dado como fruto millares y millares de mártires a través de 16 siglos. Y hoy siguen los martirios.
En la Iglesia católica china se destacaron un gran número de excelentes catequistas, de los cuales muchos testimoniaron su fe con el martirio. Entre ellos se encuentra la humilde catequista china Lucía Yi Zenmei, representante de miles y miles de mártires locales, víctimas de intereses políticos y económicos, y blanco de la intolerancia y las envidias de los bonzos, sacerdotes budistas.
Yi Zenmei nació en 1815, última de cinco hermanos. El padre era un católico convertido del budismo. A los doce años Yi tomó el nombre de Lucía, consagrándose al Señor; pero los padres la había prometido como esposa a un joven, como era costumbre. Ante la difícil situación, ella fingió estar loca, y así se rompió definitivamente el compromiso de matrimonio.
Después de un tiempo de locura fingida, retomó los estudios para docente, y se dedicó plenamente a su vida espiritual. Los misioneros la nombraron catequista, y ella pasaba su vida entre el hogar, el cuidado de enfermos y el apostolado catequístico.
Ya adulta, abandonó a su familia y se fue a vivir con las hermanas misioneras. Pero una grave enfermedad la obligó a regresar a casa. Entonces algunas personas malévolas intentaron embarrar su integridad, y hasta la misma superiora de las misioneras creyó a la calumnia. Pero Lucía lo superó con ejemplo, paz y paciencia, hasta que Dios hizo brillar su inocencia.
El obispo de Kweichow la llamó para enseñar catequesis en las aldeas de su vicariato. Lucía aceptó y se puso a trabajar sin más, colaborando en especial con el P. Juan Pedro Néel, martirizado también mismo día que Lucía.
Pero pronto se desencadenó la persecución por parte de la secta llama “Ninfa Blanca”, y Lucía fue apresada por los soldados. En el interrogatorio le hicieron propuestas halagüeñas si renunciaba a la fe cristiana; propuestas que apoyaba su ex novio. Al resistirse con firmeza, Lucía fue condenada a la decapitación.
Aceptó con dignidad y serenidad la condena, pero se rebeló cuando quisieron desnudarla antes de la ejecución, logrando no ser expuesta a tal humillación. Fue ejecutada el 19 de febrero del 1862, en Kaiyang (China). El mismo día fue martirizado el padre Néel, y tres varones catequistas. Su velo, empapado en sangre, fue llevado a su casa y puesto sobre el cuerpo gravemente enfermo de su sobrina Paola, que se curó al instante.
Fue canonizada por Juan Pablo II, el 1º de octubre del 2000, formando parte del grupo de 120 mártires, sacerdotes, seminaristas, laicas y laicos subidos al honor de los altares.
En China siguen siendo martirizados muchos miembros de la perseguida Iglesia católica china. Pero a la vez existe una iglesia católica paralela del Estado chino, dependiente del gobierno y separada de Roma.
p.j.