No amaron tanto la vida que temieran la muerte


Santas Perpetua y Felicidad mártires
7 de marzo

Septimio Severo, emperador romano desde el 192 al 211, al principio tolerante con los cristianos, luego desencadena una cruel persecución contra ellos.

Entre muchos otros, son arrestadas y encarceladas dos jóvenes catecúmenas, Perpetua, de 22 años, madre de un niño de pecho, y Felicidad, hija de sus servidores, que está a punto de dar a luz. Perpetua escribe el diario, donde cuenta los horrores de la cárcel, el calor insoportable, sus sueños y visiones, las visitas...

Ante la inminencia del martirio, deciden bautizarse. En la misma prisión están otros catecúmenos, entre los cuales el esposo de Felicidad, la cual da a luz a su criatura en la cárcel.

Los familiares las presionan para que apostaten, pero ellas no se doblegan. Son llevadas al anfiteatro con su grupo de catecúmenos destinados al martirio. Van “con rostro alegre, dispuestos, temblando más de gozo que de temor, como si entraran ya en el paraíso”.

Una vaca feroz destroza el cuerpo de Felicidad. Perpetua la recoge con cariño en sus brazos; pero la vaca se ensaña también con ella. Ambas al borde la muerte, son rematadas por decapitación. “No amaron tanto la vida que temieran la muerte”. Suben a la gloria del paraíso el 7 de marzo del 203.

Martirio es toda vida en aflicción, si es asociada a la pasión de Cristo.

p.j.