SAN PABLO TE ESCRIBE

 - Hermanos: Los que viven de acuerdo con la carne, no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no puede ser de Cristo. Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia.


Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes. (Romanos 8, 8-11).


Vivir de acuerdo con la carne es vivir según las apetencias desordenadas del cuerpo, del corazón y de la mente: vicios, rencores, orgullo, egoísmo, increencia, que es vivir de espaldas a Dios y al prójimo.

Vivir según el espíritu, es vivir en libertad, poniendo al servicio de la vida, del bien y del amor las potencias del cuerpo, los afectos y sentimientos del corazón, las ideas y pensamientos de la mente, las opciones de la voluntad, lo cual es sólo posible con la ayuda del Espíritu de Cristo, que el Padre no puede negar a quien se lo pida de verdad.

En eso consiste tener el Espíritu de Cristo, y quien no lo tiene, no le pertenece, porque se niega a pertenecerle para entregarse a las propias apetencias desordenadas.

Pero quien cree en Jesús y lo acoge en su vida, recibe su Espíritu, que lo hace capaz de ser hijo de Dios y coheredero de su gloria eterna, porque el Espíritu que resucitó a Jesús habita en él, y también  resucitará su cuerpo y su persona total.

P.J.