EL GRAN APÓSTOL DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL



Beato Saniago Alberione, Fundador dela gran Familia Paulina

El papa Juan Pablo II, en su discurso a los capitulares de la Sociedad de San Pablo, el 13 de abril de 1992, les dijo: “Sean fieles al espíritu del Fundador, pues sólo así mantendrán viva la herencia que él les ha dejado, y podrán ser, como él, sembradores de la verdad y del bien, continuando su obra de auténtico profeta de la nueva evangelización”.
El Papa Pablo VI, en su audiencia a la Familia Paulina, el 28 de junio de 1969, con la presencia del P. Alberione, se expresaba así:
“Debemos a vuestro fundador, aquí presente, al querido y venerado padre Santiago Alberione, la construcción de vuestro monumental Instituto. Le damos las gracias y lo bendecimos. Mírenlo: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta, siempre ensimismado en sus pensamientos, que van de la oración a la acción (ora et labora), siempre atento a escrutar los “signos de los tiempos”; es decir: las formas más geniales de llevar el Evangelio a los hombres”.
El centro, fundamento y fin de su espiritualidad y de su obra fue Cristo eucarístico. “La Familia Paulina nació de la Eucaristía y para la Eucaristía”, aseguraba teniendo presente su Noche de luz del 31 de diciembre de 1900: después de la celebración de la Misa, estuvo por más de cuatro horas en adoración eucarística, durante la cual recibió la inspiración de su nueva misión:”Vivir en Cristo, camino, verdad y vida, y darlo al mundo”, predicar el Evangelio a todos los pueblos, con el espíritu del apóstol san Pablo, sirviéndose de los medios más rápidos y eficaces que el progreso ofrece para la comunicación humana.
La luz y la fuerza de salvación para nuestra vocación y misión nos viene de la Eucaristía: “Quien está unido a mí, produce mucho fruto”. La Comunión constituye la máxima unión entre Cristo y nosotros, y por tanto, la máxima eficacia salvífica de nuestra vida y de nuestras obras apostólicas.
El beato Alberione definió la Eucaristía como “la oración de la universalidad y, a la vez, de la unidad; la oración colectiva y universal, pues por ella Cristo lleva la salvación a la humanidad. Por eso considera la Eucaristía la máxima obra de apostolado”, y afirmaba que “nuestra parroquia es el mundo”.
El Fundador repetía: “La Familia Paulina quiere ser san Pablo vivo hoy”. O sea, que debe imitar a san Pablo en su vida y misión: “No soy quien vive; es Cristo quien vive en mí”. De Cristo vivo en su persona procedía la fuerza salvífica de su vida y misión.
En el mismo sentido se dice que la Familia Paulina es la carta de san Pablo a la humanidad de hoy”.

P. Jesús Álvarez,ssp


*****************************************************************