Semana Santa: ¿dolorismo o amor?




El sufrimiento por sí solo no tiene fuerza de salvación.

Judas y el diablo sufren como Jesús, pero no les sirve de nada, porque no sufren por amor como Jesús. 

La fuerza de salvación no brota del sufrimiento, sino del amor con que se soporta y se ofrece el sufrimiento.

“Nadie tiene un amor tan grande como el que da la vida por los que ama”, como Jesús y María. 

“Si Jesús dio la vida por nosotros, también nosotros debemos dar la vida por los que amamos”, como la máxima obra de amor al prójimo y la máxima felicidad nuestra. 

Dame, Señor, la gracia de entregar mi vida por la salvación de quienes amo, pues sé que así aseguro mi resurrección y mi salvación, a imitación de Jesús.



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