NO BASTA LA CIENCIA SIN EL AMOR

SAN BUENAVENTURA

Nace en Bagnoreggio (Italia) en 1218. A los cuatro años, desahuciado por los médicos, su madre se lo lleva a san Francisco de Asís, que lo abraza exclamando: “¡Buena ventura!” (¡Buena suerte!). Se cura y le empiezan a  llamar Buenaventura, en vez de su nombre Juan. Ingresa muy joven en los franciscanos. Realiza con gran éxito los estudios teológicos y llega a ser profesor de teología en la Universidad de París. Un día fray Egidio le pregunta cómo podría salvarse sin saber nada de teología, y Buenaventura le responde: “Si Dios le da al hombre la sola gracia de poder amarlo, eso basta... Una ancianita puede amar a Dios incluso más que un profesor de teología”. Declara: “No basta la ciencia sin el amor”. Es elegido superior general a sólo 36 años, y luego creado cardenal y consagrado obispo de Albano (cerca de Roma). El papa Gregorio X le encarga preparar el segundo Concilio de Lión (Francia). El 15 de julio del 1274, asistido por el papa, pasa Buenaventura a recibir el premio eterno.


 +O+O+O+O+O+O+O+O+O+O+