El Buen Pastor da la vida por sus ovejas


 BUEN PASTOR y PASTORES FALSOS



Domingo IV de Pascua-B / El Buen Pastor / 26-04-2015

En aquel tiempo Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. No así el asalariado, que no es el pastor ni las ovejas son suyas. El asalariado, cuando ve venir al lobo, huye abandonando las ovejas, y el lobo las ataca y las dispersa. A él sólo le interesa su salario y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor y conozco a los míos como los míos me conocen a mí, lo mismo que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y yo doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este corral. A esas también las llamaré; escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño con un solo pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para retomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo mismo la entrego. En mis manos está el entregarla y el recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.” (Jn. 10,11-18).  

Jesús se declara como el Buen Pastor, modelo de todos los pastores: el papas, obispos, sacerdotes, diáconos, catequistas, agentes de pastoral, misioneros, comunicadores, profesores, padres y madres, superiores y superioras de comunidades, y todo cristiano que de alguna manera tenga influencia sobre otras personas, empezando por el hogar.

El cristiano, o discípulo de Cristo, colabora gozosamente en la misión del Buen Pastor. Cada cual ha de saber quiénes son o pueden ser sus ovejas, por las cuales orar, trabajar, sufrir, vivir y morir, como el mismo Jesús hizo por cada uno de nosotros: “Como Cristo dio la vida por nosotros, así nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos (Jn 3, 16). “Quien entregue su vida, la ganará; quien se la reserve, la perderá” (Mt 16, 25).

Y pueden ser ovejas que incluso no pertenecen a la Iglesia, redil de Cristo, como él afirma: “Tengo otras ovejas que no son de este redil”, y quiere atraerlas, también con nuestra colaboración generosa y amorosa, que  alcanza su máxima eficacia salvadora en la Eucaristía.

Hay tantísimas personas de otros corrales que nuestro Buen Pastor guía a la salvación, en especial a través de los medios de comunicación social, que pueden dar pies de luz al Buen Pastor para evangelizar y pastorear a la velocidad de la luz e implantar Reino de Dios en este mundo. 

Los frutos de salvación no son resultado directo de ningún cargo, título, proyecto, obra, sabiduría, sino de la unión efectiva y afectiva con el Buen Pastor, Cristo Jesús, como él mismo declaró: “Quien está unido a mí, produce mucho fruto; pero sin mí no pueden hacer nada” (Jn 15, 5). Ésta es la condición insustituible, la que más debe preocuparnos y ocuparnos, a fin de ser buenos cristianos y buenos pastores, “pescadores de hombres” y sembradores de vocaciones para todos los carismas en la Iglesia de Cristo, y así acceder a la vida eterna mediante la resurrección.

Sin duda hay pastores y cristianos cuya preocupación principal no es compartir con el Buen Pastor la salvación del prójimo y la propia para gloria del Padre, sino lucrarse, escalar puestos de prestigio, dominar, pasarlo bien a costa de las “ovejas”, como mercenarios a los que no les importa el rebaño. Con razón se dice que los peores enemigos de la Iglesia están dentro ella. Dios nos libre de pertenecer a ese grupo de los mercenariosy salteadores camuflados bajo un puesto de privilegio y de prácticas devocionales. 

Mas, por otra parte, son multitud los que entregaron y entregan su tiempo, su trabajo, su salud, su vida por la salvación de sus hermanos los hombres, empezando por su familia. Ésos son los buenos pastores, que siguen al Buen Pastor, y dan la vida por sus ovejas.


P. J. Á.