Llena de rosas mi herida,
llena de estrellas mis ojos,
llena de paz mis abrojos,
llena de gracia mi vida,
y, de esplendor revestida,
ven a mí en la última hora
a cerrar, Consoladora,
mis ojos fijos en ti,
y, vaciándome de mí,
lléname de ti, Señora.
.