Presentación del Señor
2 febrero
Esta fiesta se llama también “La Candelaria” porque se celebra con candelas, o “fiesta de las luces”. Hasta el Concilio Vaticano II era considerada fiesta mariana, y desde el Concilio se celebra ante todo como fiesta de Cristo, pues el principal misterio que se ella conmemora es la Presentación de Jesús en el templo, como “Luz para todas las naciones”, y su manifestación al pueblo en las personas de Simeón y Ana, que acudieron a adorarlo.
María se asocia a la obra redentora de su Hijo hasta la cruz: “Una espada traspasará tu alma”, le profetiza Simeón, quien añade que el Niño será “ruina para unos y resurrección para otros”, realidad que luego Jesús confirmará diciendo: “Quien no está conmigo, está contra mí”.
Lo cual sigue sucediendo hoy. Y es necesario verificar si de verdad estamos con Jesús o contra él, sin dar fácilmente por supuesto que estamos con él, sino decidirnos efectiva y afectivamente por él en la vida práctica de cada día, y así él no será nuestra ruina.
En cada Eucaristía, María nos entrega a Jesús para que lo acojamos en el templo de nuestra persona y también nosotros lo presentemos a los demás con nuestra vida, ejemplo, palabra, acciones, actitudes.
"Bienvenido, Mesías esperado;
que deje el corazón toda amargura,
porque Dios, siendo Dios, nos ha salvado
porque Dios, siendo Dios, nos ha salvado
en locura de amor y de ternura".
p.j.