Alexander Ross, del Instituto de Ciencias Psicológicas de Arlington (USA) lanzó una encuesta para investigar las causas del descenso de felicidad en las mujeres americanas en los últimos 36 años.
Ross constató que el ir a la iglesia con regularidad constituye un factor importante de felicidad para las mujeres. El descenso de frecuencia en la participación de las celebraciones en la iglesia, en el período 1972 - 2008, ha sido causa de la disminución de la felicidad en las mujeres a quienes se ha hecho la encuesta.
Las mujeres se han beneficiado más que los hombres de los efectos estabilizadores de una participación frecuente en las celebraciones de la Iglesia, entre las cuales destaca con mucho la Eucaristía, especialmente cuando se recibe la comunión con la fe y el amor de quien acoge a Cristo resucitado en su persona y en su vida, y lo lleva consigo al hogar, al trabajo, a la vida concreta de cada día. Es la máxima oración que podamos hacer en favor nuestro y de los otros.
San Agustín confirma este hecho con su propia experiencia: “Nos has hecho, Señor, para ti, y nuestro corazón anda perturbado mientras no descansa en ti”.
Conclusión: mujeres y hombres, si quieren ser más felices en la tierra y sobre todo alcanzar la felicidad eterna, frecuenten la celebración eucarística, comulgando dignamente con fe y amor, como “encuentro de amistad con Quien sabemos que nos ama”, diría santa Teresa de Ávila.
Cuesta, pero vale mucho más de lo que cuesta.
p.j.