Para convertirse...
Yo soy el camino, y no me buscas. Yo soy la verdad, y no me crees. Yo soy la vida, y no me disfrutas. Soy tu redentor, y se te olvida.
Te cuido, y no me agradeces. Soy tu salvador, y me rechazas. Soy misericordioso, y siempre abusas. Soy tu guía, y no me sigues. Soy justo, y desconfías. Soy amor, y me persigues. Soy la luz, y no me miras.
Me dices: "maestro", y nunca aprendes. Me llamas: "bueno", y no me estimas. Me llamas: "santo", y no me imitas. Me dices: "pastor", y no me oyes. Me dices: "señor", y no me obedeces. Me dices: "rey," y de mí te burlas. Me llamas: "eterno", y no me esperas. Me llamas: "amigo", y me traicionas. Me llamas “dulce”, y te repugno. Me llamas “rico” y no me pides.
Te di memoria, y te olvidas que existo. Te di inteligencia, y no me entiendes. Te perdono, y más me ofendes. Te espero, y nunca llegas. Te ayudo, y me criticas. Te busco, y tú te escondes. Te hablo, y no me escuchas.
Te doy mucho, y me exiges más. Te hago fuerte, y te doblegas. Te hago poderoso, y te esclavizas. Te hago rico, y te corrompes. Te hago pobre, y me maldices. Te hago sabio, y me desprecias. Te hago importante, y me denigras. Te hago sano, y te envileces. Te hago hijo mío, y no me honras.
Tuya es mi gloria, si la quieres. Si eres desdichado, no me culpes, porque he venido para darte todo esto y en abundancia... En fin... soy tu Dios y no me temes ni me amas. Dime, hijo mío: ¿qué más quieres que haga por ti?
(De la red de Internet)