
¡SIN
FIN DEL MUNDO!
No gasten ingenuamente en velas inútiles y ridículas; mucho
mejor sería dar limosna a los pobres, pues las obras buenas son las velas que
alumbrarán nuestras vidas cuando Cristo venga al verdadero fin del mundo para
salvarnos. Él es la infalible
LUZ DEL MUNDO, y fuera de Él no hay salvación.
La
compra-venta de velas es necedad. ¿Qué fábricas de velas podrán producirlas
para todos los habitantes del mundo? En todo caso, mejor sería gastar equipos
electrógenos, linternas a pilas, baterías, acumuladores, condensadores de energía solar, eólica, etc. Pero cuando
suceda el fin del mundo, esos recursos tampoco valdrán de nada.
Es
totalmente seguro que el fin del mundo no sucederá en las fechas fijadas (entre
ellas el 21 de diciembre) por los falsos profetas, como ha sucedido
decenas de veces a través de la historia. Porque
Dios no se deja manipular, y el fin del mundo será sólo
cuando Él lo decida, cuando menos lo
piensen; por tanto, no sucederá en fechas pensadas y fijadas por ningún ser
humano.
Pueden
suceder catástrofes, pestes, calamidades, persecuciones, guerras… “pero eso no es todavía el fin”,
asegura Jesús. Que también dice: “Antes del fin deberá proclamarse el Evangelio en todo el mundo”. Pero
sólo un 25% de la humanidad ha recibido la Buena Nueva del
Evangelio, a pesar de haberse predicado durante más de veinte siglos.
Más
bien, hay que hacerle caso a Jesús: “Vigilen y oren, porque no saben el día ni la hora”
del fin del mundo ni del fin de esta vida en este mundo, que sucederá mucho
antes de la destrucción o transformación del mundo.
Celebremos
con paz y alegría la Navidad alrededor de Cristo resucitado presente, Rey de la
Fiesta.
Que
sea un paso más, tomados de la mano de Jesús, en el camino hacia la Navidad y
hacia la Pascua eternas.
Un
cordial abrazo navideño.
P.
Jesús Álvarez, ssp
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