Por P. Ghislain Roy
Por desgracia, muchos matrimonios no saben utilizar la
gracia del sacramento del matrimonio ni el poder de amor que tienen entre sus
manos. Para muchos matrimonios es como el que posee un tesoro pero no sabe como
acceder a ese tesoro.
Les contaré un hecho real: Un día un padre de familia viendo
que había demasiada división en la familia y entre ellos dos (entre el
matrimonio). Viendo las disputas entre los hijos y las dificultades que pasaban
él y su mujer, decidió rezar la siguiente oración:
“¡En nombre de Jesús!
¡Satanás! Sal inmediatamente de nuestra casa, no tienes ningún derecho aquí. Te
ordeno por la gracia de nuestro sacramento del matrimonio que salgas de esta
casa y que toda influencia tuya en esta familia salga contigo, y no regreses
nunca más”.
Una vez dicha esta oración la paz volvió a su familia.
No somos conscientes de que tenemos un poder de autoridad en
nombre de Jesús y por la gracia de nuestro sacramento del matrimonio. Podríamos
liberar a nuestros hijos sólo diciendo estas palabras…
“Jesús, te has hecho
presente en nuestro Amor, por la gracia de nuestro sacramento del matrimonio,
libera nuestros hijos, sana a nuestros hijos, sana nuestra pareja”.
Tenemos un tesoro entre las manos pero no sabemos cómo
utilizarlo. El tesoro es que Jesús está presente con mucho poder en vuestro
amor y tienen todo el poder y autoridad sobre la familia y sobre vuestros
hijos.
El año pasado estuve en el Líbano. Acompañaba a una mujer
que estaba poseída por un demonio llamado Asmodeo. Estaba casada con un libanés
y era de San Salvador. El matrimonio se conoció en Montreal (Canadá). Fuimos
juntos al Líbano para hablar con exorcistas de allí sobre el caso de este
matrimonio y le dije a su marido: «-¡Óyeme!,
el Señor te ha dado a tu esposa por la gracia de tu sacramento del matrimonio,
utiliza ese poder para liberar a tu mujer».
Poco después, fueron a una Iglesia del Líbano, acompañados
de tres o cuatro exorcistas. Iniciaron los exorcismos y el marido quiso
intervenir por la autoridad que le daba el sacramento del matrimonio, pero el
exorcista principal no quería. A pesar de que se lo impedían, el marido se
lanzó hacia su mujer, la cogió con sus manos de los brazos y le dijo:
“¡Asmodeo, Satanás,
sal de mi mujer, me pertenece a mí, no es tuya. Te ordeno que salgas de ella
inmediatamente!”
Y el demonio abandonó el cuerpo de su mujer. Los exorcistas
que se quedaron muy sorprendidos, decían que no podían creerse que la gracia
del sacramento del matrimonio fuera tan fuerte.
Utilicen esta gracia recibida. Cuando vean que sus hijos
tienen problemas, cuando vean que en la pareja las cosas no funcionan y no hay
comunicación, que vienen problemas y divisiones regularmente, digan:
“Por la gracia de
nuestro sacramento del matrimonio, corto todas estas ataduras de división y
ordeno a todo lo que no sea de Jesús que salga de nuestra pareja, de nuestro
sacramento del matrimonio y que se queden liberados nuestros hijos que están
atados por todo tipo de problemas”.
Otro día, les dije a los padres en una Misa: “Cuando lleguen
a su casa, bendigan a sus hijos y crean que por su sacramento del matrimonio,
el Señor irá a tocarlos“. Una de las madres que estaba en Misa, me contó días
después que cuando llegó a su casa, se encontró a su hijo mayor de 18 años en
la puerta. Sabía que no le iba a resultar fácil bendecirle, pero lo hizo. Le
bendijo en nombre de Jesús y el chico empezó a sollozar, a llorar y llorar y
por lo tanto a quedar liberado.
Por eso digo a los padres, utilicen el sacramento del matrimonio.
Jesús se ha comprometido y ligado con ustedes en los días de felicidad y en los
de dificultad. Si tienen un hijo enfermo oren:
“Jesús, por la gracia
de nuestro sacramento del matrimonio, libéralo y sánalo”.
No lo hagan sólo una vez, sino con frecuencia hasta que
reciba su sanación. Es el poder del Amor y de la fe. Háganlo en la fe, en ese
poder del Amor que habita en su matrimonio que es el Amor, es Jesús.
Si tu mujer es depresiva o tu marido es un colérico,
¡también! Tengan en cuenta que hay espíritus de ira, de cólera, al igual que
los hay de impureza, impaciencia, etc.
¡Qué poder tienen en el matrimonio! ¡Si lo supieran, si
supieran cómo se ha ligado Jesús a ustedes y les ha dado un poder sobre toda la
familia! Recuerden que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir a mi
Padre, él se los concederá: “Señor, por
la gracia del sacramento del matrimonio, libera a nuestro hijo, sánalo”.
Pueden
hacerlo a distancia, en nombre de la fe que les habita.
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